Hace días que me ausenté de mi blog, mi apreciado espacio. Siento que al haberlo creado me he comprometido a llenarlo constantemente de historias y experiencias. Y aunque aun no ha llegado mi momento de ser la Carrie Bradshaw, de la ciudad y el sexo del mundo real, ya algunos de mis fans (familiares y amigos) reclaman que sea un poco más constante.
Aunque esto pareciera ser un hobby y un agujero en el que me meto para no ser descubierta, esto es aire para mi. Mi laberinto del fauno, donde yo soy la Ofelia que siempre he querido ser.
Estas últimas semanas han sido frustrantes, porque no he hallado inspiración en mis vivencias. Y suelo juzgarme como escritora, pensando que no soy tan creativa y que tal vez debería dedicarme a la vinicultura. Pero hoy, me levanté pensando en mi blog, saboreando la satisfacción que me da no temerle al sentido de mis palabras.
De hecho levanté una plegaria al Gabo, al periodista insigne, Gabriel García Márquez. Esperando recibir de él su realismo mágico. Pero no ha habido respuesta, sigo en la espera.
De hecho levanté una plegaria al Gabo, al periodista insigne, Gabriel García Márquez. Esperando recibir de él su realismo mágico. Pero no ha habido respuesta, sigo en la espera.
2 comentarios:
Yo que me creía una suerte de extraterrestre. Un ser único, de esos que no sabes si se han quedado desplazados por teorías evolutivas ó si más bien están más avanzados que la especie humana. Yo con mis cánones clásicos, que a veces se tornan ruines, reitero mis frustaciones en el cantar de la noche, esos sapitos minúsculos que retumban cuando caen las estrellas. Y la música que sigue en sus cantares, que envuelve melodías sublimes de mis vivencias, me recuerdan mi desdicha en el presente y cuán feliz fui en el pasado siendo ignorante de ello. ¿Diré lo mismo en el futuro? No lo sé, en todo caso es grato tener una noctámbula para compartir vivencias en los días por venir. Enhorabuena.
Simplemente te amo, porque llenas mi vida con la poesia de tus palabras, la música del pasado y las vivencias que tenemos en común. Gracias mi noctámbulo.
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